En Bolivia, la riqueza cultural se manifiesta en una variedad de formas, y una de las más notables es el arte del tejido. La marca Warmiña toma su nombre del aymara, una lengua andina, donde «Warmiña» significa «ser mujer». Esta elección de nombre no es fortuita; está profundamente arraigada en la historia y las tradiciones de las tejedoras bolivianas.

Desde tiempos antiguos el oficio de ser tejedora solo era reservado para mujeres. Aprendían  a tejer a edad temprana, y esta habilidad se transmitía de madre a hija, generación tras generación. Ser tejedora se consideraba una virtud, ya que el tejido a través de sus patrones es un sistema de comunicación entre el inicio de la vida hasta nuestros tiempos transmitiendonos cultura, tradiciones y costumbres.

Hilos que atrapan el cosmos….

La cosmovisión de cada pueblo en Bolivia es única, influenciada por su entorno geográfico y cultural, se percibe al universo en tres espacios: Alaxpacha, el mundo de arriba; Akapacha, el mundo terrenal; y Manqhapacha, el mundo subterráneo. Para las tejedoras, esta visión del mundo significa una responsabilidad especial ya que deben representar su identidad de manera fiel en cada tejido que realizan.

Warmiña se compone de un equipo diverso de mujeres tejedoras, algunas de la ciudad de La Paz y otras de las comunidades Jalq’a, Yampara y Huari. Cada una de ellas aporta sus conocimientos únicos al proceso creativo de Warmiña.

Las tejedoras de la ciudad de La Paz se especializan en la creación de prendas de punto hechas de forma manual, utilizando lana de alpaca para confeccionar suéteres y accesorios. Por otro lado, las tejedoras de las comunidades rurales asumen un papel crucial en todo el proceso de producción. Desde la obtención de la fibra de alpaca hasta la hilandería, el teñido y, finalmente, el tejido en telar, estas mujeres trabajan incansablemente para mantener viva la tradición textil de sus regiones, utilizando patrones característicos y técnicas transmitidas a lo largo de generaciones.

Cubrir los cuerpos de conocimiento

La idea de crear Warmiña surgió con el objetivo de preservar y revalorizar la cultura y tradición boliviana a través de los tejidos. Warmiña nace en respuesta a dos necesidades latentes actuales, la progresiva desaparición de valiosas herencias culturales derivadas de la migración de habitantes de las zonas rurales hacia las ciudades y de la necesidad de satisfacer la creciente demanda de moda sostenible.

La misión de Warmiña va más allá de crear ropa. Es un compromiso apasionado con la preservación y difusión de los tejidos tradicionales bolivianos. A través de su labor, Warmiña busca asegurarse de que estas costumbres perduren en el tiempo y que el trabajo de las artesanas bolivianas sea reconocido y valorado.

Warmiña fue creada por Maribel Huayta Pari. Maribel es una diseñadora e ingeniera industrial apasionada por la moda y su país, Bolivia. Su profundo amor por la cultura y la tradición boliviana la impulsó a iniciar con Warmiña. Desde temprana edad, Maribel demostró ser una mente creativa, y su viaje en el mundo de la moda comenzó con la fotografía y paralelamente  trabajando en la industria textil.

El diseño, según Maribel, es un arte que implica un proceso creativo que abarca desde la búsqueda de inspiración hasta la materialización de un diseño. Lo que considera más importante en este proceso es «la idea», que puede surgir en cualquier lugar: en el cine, el arte, las tradiciones, los sonidos o los recuerdos. Para ella, cada prenda de Warmiña es una manifestación de esta idea y un tributo a la cultura y la tradición boliviana.

“En un mundo donde la moda a menudo es efímera debemos recordar encontrar nuestra identidad y no dejarnos llevar por tendencias pasajeras”.