En un mundo donde la moda rápida domina el mercado, Catarina Mina emerge como una propuesta radicalmente diferente. Con más de 15 años de trayectoria, esta marca brasileña ha construido su identidad sobre un pilar fundamental: el artesanato como herramienta de transformación social y económica.
Desde 2015, cuando abrazaron oficialmente lo que ya era el alma de su proyecto, Catarina Mina ha trabajado incansablemente en la reinvención de los lazos entre artesanas, diseñadores y la sociedad. Pero su propuesta va mucho más allá de la producción de accesorios: se trata de dignificar un oficio ancestral y, sobre todo, a las mujeres que lo mantienen vivo.
El artesanato como patrimonio vivo
“El artesanato es una de las joyas más expresivas del conocimiento humano, una herencia que pasa de abuela a nieta, de vecina a comadre, de tía a sobrina”. Catarina Mina lo dice en femenino de manera intencional, porque son ellas, las mujeres, las principales responsables de la longevidad de técnicas centenarias.
El crochet, la más antigua de las técnicas con las que trabaja la marca, nació hace tanto tiempo que no se sabe con certeza cuándo. Lo que sí se conoce es que surgió de la necesidad de construir y reparar utensilios de caza o pesca. Hoy, estas mismas manos que aprendieron de sus ancestras crean piezas contemporáneas que unen belleza y funcionalidad.
Más importante que el artesanato, la artesana
Este es uno de los principios más poderosos de Catarina Mina. Para la marca, el proceso no termina en la creación de un producto hermoso; el verdadero valor reside en las personas que lo hacen posible. Por eso, cada bolsa viene acompañada de un código QR que lleva al comprador directamente a la página de la artesana que la creó, estableciendo una conexión humana real entre quien produce y quien consume.
La marca trabaja con una metodología propia que trasciende la simple producción. Es un camino de encuentro, intercambio de experiencias y conocimientos, desarrollado de forma colaborativa y respetando la singularidad de cada grupo y de cada hacer artesanal. No se trata de imponer un modelo, sino de construir juntas, entendiendo que cada comunidad tiene sus propias particularidades.
Una red que transforma vidas
Los números hablan por sí solos: el 99% de la red de Catarina Mina es femenina. El trabajo realizado por estas artesanas impacta, directa o indirectamente, a más de 980 personas, entre hijos, nietos y otros miembros de las familias que se benefician de la renta obtenida a través de la producción artesanal.
Pero más allá de las cifras, están las historias personales. Desde 2022, la Célula de Impacto Socio ambiental Positivo de la marca se encarga de recoger datos, números y testimonios de todos sus proyectos. Los resultados revelan que sus esfuerzos van mucho más allá de la producción, promoviendo cambios efectivos: mayor autonomía, reconocimiento cultural y transformación personal de las mujeres artesanas.
Oficinas que comparten saberes
Con las Oficinas Catarina Mina, la marca comparte los conocimientos aprendidos en su experiencia mientras fortalece el artesanato cearense. Su metodología pasa por diagnosticar y mapear los saberes de una región, crear espacios de escucha y trabajo colectivo, desarrollar productos, fortalecer grupos asociativos, promover el intercambio de técnicas, experimentar con materias primas sustentables y abrir espacio para nuevas artesanas en su red.
Un elemento clave es el desarrollo de liderazgos femeninos. Como bien dice su lema: «Una artesana empuja a muchas otras». La marca conduce talleres para liderazgos con el objetivo de fortalecer mujeres con diferentes potenciales, quienes luego retornan ese aprendizaje al colectivo.
Diseño que honra la tradición
Cuando Catarina Mina piensa en el artesanato como negocio, considera fundamental la integración con el diseño. Juntas, estas herramientas constituyen piezas que no solo son bellas, sino también funcionales y viables en un mercado que muchas veces es cruel con los tiempos de espera que requiere el trabajo manual.
El camino que busca recorrer la marca es el de la inventividad, la prueba y error, el boceto, la referencia visual y, sobre todo, el diálogo. Es en esa creatividad compartida donde nace la innovación que respeta la tradición.
Un modelo de negocio con propósito
Catarina Mina es una Empresa B Certificada, lo que significa que forma parte de un movimiento global que utiliza la fuerza de los negocios para construir un modelo económico más inclusivo, justo y regenerativo. Esta certificación, otorgada por B Lab, reconoce a empresas comprometidas con altos estándares de desempeño social, ambiental, transparencia y responsabilidad.
Para la marca, «ser B no es una posición, sino una dirección», un recordatorio constante de que siempre se puede ir más allá, innovando, aprendiendo y transformando colectivamente.
Invertir en mujeres artesanas es revolucionar
En palabras de la propia Catarina Mina, “invertir en mujeres artesanas es revolucionar”. Siempre hay un grupo que resiste, que preserva los saberes de los antepasados, que produce a su modo bellezas con tela, hilo y paja. Piezas cosidas con agujas y otros elementos que vuelven a nuestra caja de herramientas cuando miramos el pasado pensando en tejer el futuro.
El artesanato le ha enseñado a la marca lecciones nuevas: de colectividad, de generosidad entre unas y otras, de respeto. Y es precisamente esta filosofía la que hace que Catarina Mina sea mucho más que una marca de moda: es un movimiento que dignifica el trabajo manual, empodera a las mujeres y preserva saberes ancestrales para las generaciones futuras.
En cada puntada, en cada bolsa creada, hay una historia de resistencia, creatividad y esperanza. Hay manos que tejen no sólo accesorios, sino también un futuro más justo y colaborativo.
Redacción de contenido: Equipo Ailam
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