Desde 2005, la diseñadora peruana ha construido algo más que una marca: ha creado un movimiento que demuestra cómo la industria textil puede ser una fuerza transformadora cuando se basa en la colaboración, el respeto por la naturaleza y la valoración de las comunidades locales.
Wagner no solo diseña ropa; teje historias. Cada prenda que sale de su taller lleva consigo el conocimiento ancestral de las mujeres de los Andes, la sabiduría de comunidades que han trabajado las fibras durante generaciones, y la innovación de quien se atreve a imaginar un futuro diferente para la moda. Su enfoque va mucho más allá de crear productos sostenibles: construyendo un ecosistema donde cada actor de la cadena de valor prospera.
La revolución silenciosa de Wagner comenzó cuando descubrió el potencial de materiales que habían estado allí durante siglos, esperando ser redescubiertos. La fibra de ceibo, extraída de los frutos del árbol endémico de los bosques secos del norte de Perú, se convirtió en el corazón de su innovación más audaz. Esta fibra, que las comunidades locales conocían pero que nunca había sido utilizada comercialmente en la moda, posee cualidades extraordinarias: es naturalmente impermeable, antialérgica, y tiene una suavidad que recuerda a la seda.
Pero la verdadera innovación de Wagner no radica solo en los materiales, sino en cómo los obtiene. Susana en lugar de establecer relaciones comerciales tradicionales, ha construido alianzas genuinas con las comunidades productoras. Las mujeres de Bolívar, Chugurmayor, San Marcos y otras regiones del territorio peruano, no son simples proveedoras y colaboradoras; son cocreadoras de un proyecto que respeta sus conocimientos y es fuente de ingresos dignos y sostenible.
Extendiendo este modelo de trabajo colaborativo a toda la cadena de producción, en San Martín por ejemplo, agricultores que dependían de cultivos tradicionales problemáticos para su comercialización, ahora cultivan algodón orgánico regenerativo, utilizando técnicas que no solo producen fibras de alta calidad sino que restauran la salud del suelo. Es un círculo virtuoso donde la sostenibilidad económica va de la mano con la regeneración ambiental.
La filosofía de Wagner trasciende el concepto tradicional de sostenibilidad creando sistemas que se fortalecen con el tiempo, nutriendo a las personas como al planeta. Un ejemplo perfecto es la colaboración de las comunidades de todo el territorio peruano, que, desde Chinchero en Cusco hasta Oxapampa en Junín, aportan su conocimiento en el trabajo con tintes naturales. Su experiencia en la extracción de colorantes producidos con cochinilla, flores, frutas y árboles nativos.
La capacidad de Susan Wagner de mantener autenticidad mientras innova, se puede ver en sus prendas, en las que combina las técnicas del hilado ancestral con la innovación de textiles de vanguardia, creando productos que compiten en el mercado internacional del lujo sin perder su identidad latinoamericana. Este trabajo de años de investigación, experimentación y sobre todo de años de construir confianza y relaciones con las comunidades, podemos ver en la colección CEIBO, en la cual se mezcla la fibra de ceibo con algodón orgánico regenerativo.
Para Wagner, la sostenibilidad no puede ser un esfuerzo solitario. Cree firmemente que la transformación de la industria de la moda requiere colaboración, no competencia. Su modelo desafía la lógica extractiva tradicional de la industria textil, demostrando que es posible crear valor económico protegiendo ecosistemas que van más allá del impacto de los números y empoderar comunidades, preservando el conocimiento y el valor de identidad. De otra busca demostrar a otras marcas, que existe un camino diferente a la tala salvaje de los bosques. “Cada árbol de ceibo que se protege, es una mujer que aprende a hilar esta nueva fibra y es una comunidad que entra a ser parte de un proyecto económicamente viable a través de una fuerza regenerativa de territorio.
Una visión que trasciende las fronteras de Perú.
La expansión de este modelo a otras comunidades de la región del territorio, refleja la necesidad de comprender los desafíos ambientales y sociales locales que requieren soluciones escalables. En un mundo donde la industria de la moda enfrenta cuestionamientos profundos sobre su impacto, Susan Wagner ofrece una respuesta esperanzadora. Su trabajo demuestra que la sostenibilidad no es solo una tendencia o una estrategia de marketing, sino una forma completamente diferente de entender el negocio, donde el éxito se mide no sólo en términos económicos, sino en la capacidad de regenerar comunidades, ecosistemas y tradiciones.
La historia de Susan Wagner es, en última instancia, una historia sobre el poder de las conexiones humanas auténticas y la capacidad de la creatividad para generar cambios positivos. Es la historia de una mujer que vio en la moda una oportunidad para construir puentes entre culturas, generaciones y formas de conocimiento, creando algo maravilloso y significativo en el proceso.
Redacción de contenido: Equipo Ailam
