En un escenario global saturado de modas efímeras y producción desmedida, una voz boliviana emerge con fuerza y autenticidad. Desde Milán, la capital mundial del diseño, Andreina Quiroga impulsa una revolución silenciosa a través de su marca Andreina Quiroga Upcycling, un proyecto que combina arte, técnica y conciencia ambiental.
De Bolivia al corazón de la moda internacional
Formada en el prestigioso Instituto Marangoni, Andreina inició su camino en la moda trabajando para una reconocida casa de moda italiana. Cinco años en la industria le bastaron para comprender las luces y sombras del sistema: deslumbrante en sus pasarelas, pero muchas veces insostenible detrás de escena y ahí fue entonces cuando nació su pregunta guía: ¿es posible crear sin destruir?
Lejos de conformarse, Andreina decidió tomar otro rumbo. Abrazó el upcycling, el arte de transformar materiales desechados en piezas de valor superior, y creó su propia marca basada en principios del Slow Fashion y sostenibilidad radical.
“La moda no se trata de comprar más, sino de elegir mejor”, afirma.
Moda con propósito: La Filosofía del upcycling de Andreina Quiroga
Cada prenda de Andreina Quiroga Upcycling es única. No sigue temporadas ni responde a tendencias pasajeras: nace del respeto por el material, del cuidado en los procesos y de una profunda reflexión estética. Los textiles son seleccionados meticulosamente: fibras naturales, tejidos sobrantes de grandes empresas y prendas de segunda mano que son desarmadas y reimaginadas en nuevos diseños. El resultado son piezas que combinan la sofisticación europea con una rebeldía creativa inconfundible.
Su propuesta demuestra que es posible crear moda de vanguardia sin sacrificar principios éticos ni calidad. Cada pieza cuenta una historia, no solo de estilo, sino también de compromiso con un mundo más consciente.
Un mercado en transformación
Aunque inició su camino en Europa, Andreina ha logrado captar la atención en Latinoamérica, particularmente en su natal Bolivia. Su primera presentación en el país fue un hito: contra los prejuicios iniciales sobre el uso de materiales reciclados en aquel entonces, su colección fue recibida con entusiasmo. Fue entonces cuando entendió que lo esencial era expresarse con autenticidad, conectar con honestidad y educar sin imponer, demostrando que lo sostenible también puede ser deseable. La diseñadora sostiene que el cambio en los consumidores ya está en marcha. Cada vez más personas buscan no solo estética, sino también autenticidad, historia y valores en las marcas que eligen.
«La sostenibilidad por sí sola no basta —explica—. El diseño y la excelencia son igual de esenciales.»
Esta visión le ha permitido consolidar una identidad propia y diferenciarse en un mercado que aún está en proceso de maduración en temas de moda consciente.
El futuro: Identidad, artesanía y circularidad
A pesar de que la tecnología textil seguirá avanzando, Andreina Quiroga apuesta por una moda cada vez más artesanal, circular y local. Cree firmemente que los próximos grandes lujos no serán la exclusividad ni la ostentación, sino el origen ético, la calidad duradera y la conexión humana detrás de cada prenda. En un mundo que empieza a cuestionar el consumo desenfrenado, su marca es una bocanada de aire fresco: un recordatorio de que es posible hacer las cosas de otra manera, sin renunciar a la belleza ni al arte. Desde Milán, esta diseñadora boliviana no solo construye una marca: está tejiendo un nuevo paradigma de moda. Uno donde cada hilo cuenta una historia de rebeldía consciente, elegancia y profunda responsabilidad.
Artículo elaborado por: Maribel Huayta
maribel.huaytap@gmail.com
Referente focal Ailam: Bolivia